Se encuentra sobre un escarpado peñasco situado en el extremo de un prado. Tiene una planta irregular totalmente adaptada a la forma de la superficie del peñasco. Está elevada en mampostería y ha perdido la parte superior. El acceso se sitúa en el frente sur, adintelado con piedra al exterior y viga al interior. El interior es muy exiguo, apto para funciones de vigilancia pero no para vivienda permanente. Tal como se encuentra ahora, y aunque su interior está totalmente hundido, pueden verse restos de dos plantas, que serían de forjado de madera. A lo largo del muro y a distintas alturas pueden verse aspilleras de carácter defensivo.